He tenido la fortuna de asistir al preestreno de Lo que de verdad importa, la película dirigida por Paco Arango que se estrenará el próximo 17 de febrero. Es una peli 100% benéfica ya que toda la recaudación se destinará a la red de campamentos para niños enfermos SeriousFun Children’s Network, fundada por Paul Newman y con la que la Fundación Aladina (presidida por Arango), colabora estrechamente.
Aún siendo consciente de que la película buscaba la lágrima fácil me ha removido. Desde hace unas horas no puedo dejar de dar gracias por tener una niña sana. Por eso, lo menos que creo que debo hacer es aprovechar la oportunidad de colaborar con causas como la que promueve la Fundación Aladina.
Desde que soy padre o desde que perdí al mio (ya no recuerdo bien) tengo los ojos mucho más hidratados que antes (una de las buenas herencias que me ha dejado). Quizá por eso la peli ha conseguido emocionarme. O quizá por ver la esperanza en los rostros de esos padres y darme cuenta de que, cómo dice el refrán, es lo último que se pierde y uno de los grandes motivos que debe mover nuestro corazón. O quizá por esa niña que cuida de sus progenitores más que de si misma (como casi todos nuestros hijos). Quizá porque una vez más los hijos nos enseñan más de lo que aprenden de nosotros (parece un tópico pero no lo es). Será quizá por el ritmo de la película o quizá por la alegría de saber que es posible hacer una peli 100% benéfica en los tiempos que corren.
Es difícil, siendo padres, encontrar huecos para poder ir al cine a ver «una de mayores» pero si de verdad nos importa, podremos hacerlo y sumar un granito más en la lucha contra el «regaliz» (lo entenderéis después de verla).
A veces no nos damos cuenta de que tan solo respirar ya es un regalo, que coger aliento no es otra cosa que coger fuerzas y que nos toca vivir por los que no están como si fuera el último día. Su protagonista nos lo recuerda al final.
Inspira, expira, inspira, expira… Eso nos toca. Nos toca respirar y seguir respirando.
Firmado: Papá peliculero
Mi papá es 
Vaya que es un carrusel de emociones esa cinta. Con el relato si dejas la espinita de ir a verla, y más sabiendo del destino de los fondos. No sé si por Colombia la pasarán.
CUántas veces hacemos tanto y nada y que olvidamos lo importante?